Es posible que evites hablar de la muerte y pensar en ella, porque tenerla presente te causa dolor. Todos hemos pasado por la pérdida de un ser querido; un amigo, un familiar, una mascota…Y es normal que nos aterre tener que pasar de nuevo por lo mismo. Es este miedo lo que ha llevado a nuestra sociedad a mirar a otro lado ante el lado más natural de la vida, como es el paso del tiempo, envejecer, el deterioro por el uso y la muerte.
Nos esforzamos en alejar de nuestra mente el dolor, y cualquier sentimiento que nos pueda remover por dentro. Hablar de la muerte parece un tabú. Pero la vida no sólo es felicidad y bienestar, y hablar de ello puede ser sanador. Pau Donés dio ejemplo de esto dos semanas antes de morir, en el famoso documental que firmó con Jordi Évole y cuyo título nos da un adelanto de su contenido: ‘Eso que tú me das’. Era tan consciente de que la muerte le pisaba los talones, y lo había interiorizado tanto, que incluso pensó en la canción que quería que sonara en su funeral. Y tú, ¿Alguna vez te lo has planteado?
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¿Por qué evitamos hablar de la muerte y del envejecimiento?
La muerte y el envejecimiento son dos realidades inevitables de la vida humana. Sin embargo, la sociedad tiende a alejarse cada vez más de estos temas que pueden resultar “incómodos”. Evitamos hablar sobre la muerte, la enfermedad y el envejecimiento porque nos enfrentan a nuestra propia vulnerabilidad y finitud. En cambio, hemos optado por mantener una fachada de juventud eterna, felicidad constante y salud perfecta. ¿Puede haber algo más irreal? Esta negación de la realidad puede tener consecuencias psicológicas negativas, ya que nos mantiene en un constante esfuerzo y frustración por no llegar a esa plenitud de satisfacción y bienestar que nos han vendido como eso a lo que todos tenemos que aspirar.
El miedo a lo desconocido
Otra de las razones por las que evitamos hablar de la muerte es el miedo a lo desconocido. La muerte es un misterio, y no sabemos con certeza qué sucede después. Este temor a lo incierto puede llevar a la ansiedad y la angustia. Aceptar la realidad de la muerte y hablar abiertamente de ella puede ayudar a reducir este miedo, ya que nos permite explorar nuestras creencias y valores sobre la vida y la muerte.
El duelo y la pérdida
La evitación de la muerte también puede dificultar el proceso de duelo cuando perdemos a un ser querido. Negar la realidad de la muerte y no expresar nuestras emociones puede prolongar el dolor y el sufrimiento. Hablar sobre la muerte nos brinda la oportunidad de compartir nuestras experiencias y sentimientos, lo que es fundamental para sanar heridas y superar el proceso de duelo, aunque nos lleve tiempo sanar esa pérdida, y es totalmente normal.
La importancia de vivir plenamente
Aceptar la muerte como parte de la vida nos recuerda la importancia de vivir plenamente. Cuando somos conscientes de nuestra propia mortalidad, valoramos más cada momento y apreciamos las relaciones y las experiencias. Esta conciencia nos motiva a buscar significado y propósito en nuestras vidas. Es sobre esto de lo que habla Pau Donés en su última entrevista, es una lección de vida escuchar el testimonio de personas que han estado tan cerca de la muerte. Por eso decimos que hablar de la muerte nos acerca a la vida, y a su realidad.
Hablar de la muerte en terapia, con profesionales de la salud mental
Los profesionales de la salud mental desempeñan un papel crucial en la promoción de la conversación sobre la muerte y el envejecimiento. Ofrecen un espacio seguro para que las personas exploren sus temores y preocupaciones y brindan apoyo emocional durante momentos difíciles.
Hablar de la muerte nos acerca a la vida al recordarnos nuestra propia humanidad y fragilidad. En lugar de evadir estos temas incómodos, abordarlos de manera abierta y compasiva puede enriquecer nuestras vidas, fortalecer nuestras relaciones y ayudarnos a vivir con autenticidad. Al final, aceptar la muerte como parte natural de la vida nos permite apreciar y aprovechar al máximo cada día que tenemos y aceptar el duelo de manera diferente.
Dejemos de lado la tendencia a ocultar y silenciar cualquier tema relacionado con la muerte, como puede ser el suicidio, el aborto espontáneo o la muerte perinatal.